lunes, marzo 28, 2011

La llegada de la modernidad (40)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 248)

"¿Estaba Leibniz, en el fondo de su corazón, realmente convencido de que la realidad consiste en una infinidad de sustancias rayadas, preñadas de futuro y sin ventanas? ¿O estaba simplemente improvisando una teoría para defender el caso que libraría a Dios del veredicto, aparentemente inevitable, de negligencia profesional?

Es imposible determinar si creía o no; pero el hecho de le hubiera gustado creer en su mundo monadológico parece incontrovertible. La filosofía de Leibniz expresa, sobre todo, la menesterosidad de su creador. Su metafísica es esencialmente una metafísica tranquilizadora, pensada par reforzar en nosotros las reconfortantes convicciones de que Dios se preocupa por nosotros, de que nunca moriremos, y de que todo es para bien en el mejor de los mundos posibles. A determinado nivel, seguramente representa la respuesta del filósofo maduro a sus anhelos de seguridad y a la nostalgia de una mano paterna que expresó por vez primera abiertamente cuando era un colegial. Y es también ese grito muy humano que sale del fondo de su corazón y que da a su obra un valor tan universal en la historia de la filosofía posterior."

No hay comentarios.: