miércoles, marzo 16, 2011

La llegada de la modernidad (34)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 236)

"El mayor obstáculo al que tiene que hacer fente Leibniz en su intento de deificación del ser humano es la teoría de la mente de Spinoza. Según el punto de vista de Spinoza, la mente no es algo real; es meramente una abstracción de los procesos materiales del cuerpo. Pero en el mundo material, contraataca Leibniz, nada dura eternamente: todo se encuentra a merced de unas fuerzas impersonales; lo que pasa por 'unidad' es meramente una agregación provisional; y la 'identidad' es una quimera en el incesante flujo del devenir y el pasar. Si Spinoza está en lo cierto, concluye Leibniz, entonces, también el ser humano es meramente un montón de paja arrastrada por los silenciosos vientos de la naturaleza.

La metafísica de Leibniz, pues, puede entenderse mejor como el esfuerzo por demostrar, contra Spinoza, que hay otro mundo que es previo al mundo material y que lo constituye; que esta realidad más real consiste en una serie de unidades idénticas a sí mismas e indestructibles; y que nosotros mismos -por el hecho de tener mentes- somos los constituyentes inmateriales de este mundo que es más que real. Por supuesto, como defensor de la mente inmaterial, Leibniz aborda ahora el problema cartesiano de la relación mente-cuerpo en todo su esplendor. Tiene que explicar cómo es que la mente inmaterial parece al menos interactuar con un mundo material menos que real. O sea, más concretamente, su metafísica puede entenderse como un intento de resolver el problema cartesiano mente-cuerpo de un modo que le permita no caer en la herejía spinozista."

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