martes, marzo 08, 2011

La llegada de la modernidad (28)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 232)

"En sus escritos posteriores, en los que se permite la licencia poética que corresponde a las visiones maduras, Leibniz ofrece una representación más viva de esta idea de Dios. En las páginas finales de su Teodicea, un personaje llamado Teodoro (el alter ego de Leibniz en esta ocasión) se queda dormido en un templo y empieza a soñar. En su sueño, visita 'un palacio de un esplendor inimaginable y de un tamaño prodigioso' -un edificio que resulta pertenecer a Dios. Las distintas salas del palacio representan otros tantos mundos posibles. A medida que deambula por esta espléndida construcción, Teodoro recorre una variedad de mundos en los que las cosas han sucedido de un modo distinto que en el nuestro: mundos en los que Adán no mordió la manzana, por ejemplo, y mundos en los que Judas mantuvo la boca cerrada.

Los salones estaban dispuestos en forma de pirámide, volviéndose más hermosos a medida que uno subía hacia el vértice, y representando mundos cada vez más perfectos. Finalmente, llegaron al que estaba más arriba, el que completaba la pirámide y era el más hermoso de todos:... pues la pirámide tenía vértice, pero no tenía base; iba creciendo hasta el infinito. Es decir... ya que entre un número infinito de mundos posibles, hay uno que es el mejor de todos, entonces Dios no tiene por qué haber decidido crear ninguno en particular.

Resulta que el mundo del vértice, el mejor de todos los mundos posibles, es el mundo real, el mundo en el que nosotros vivimos.

La visión es indudablemente barroca. Posiblemente es una buena representación de lo que debe ser perderse en Versalles, y tal vez lo mejor sea leer esta descripción imaginándose que suena música de la época en segundo plano. (A propósito, Handel era uno de los cortesanos que estaban con Leibniz en Hanover el año en que se publicó la Teodicea). El pasaje también rezuma el optimismo que más tarde induciría a Voltaire a satirizar a Leibniz en la figura del Dr.Pangloss. Después de todo, más de uno habría conjeturado que nuestro mundo estaba, como mínimo, uno o dos niveles por debajo de la cima de la pirámide."

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