lunes, marzo 07, 2011

La llegada de la modernidad (27)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 231)

"A pesar de rechazar el concepto spinozista de Dios, sin embargo, Leibniz retiene su profundo compromiso con la guía de la razón. No menos que Spinoza, considera intolerable la idea de un Dios sin razón, esto es, un Dios que va construyendo las razones sobre la marcha, que tiene el poder arbitrario de declarar que dos y dos son cuatro un día, y cambiar de opinión al día siguiente. Al igual que Spinoza, Leibniz se enfrenta a uno de los problemas definitorios de la modernidad, a saber, cómo gestionar el conflicto potencialmente destructivo entre Dios y la Naturaleza, o entre la fe en la divinidad y el poderoso círculo en expansión del conocimiento científico. A diferencia de sus más ortodoxos contemporáneos, Leibniz es demasiado honesto para ignorar las exigencias de la razón. A diferencia de Spinoza, sin embargo, es incapaz de deificar al objeto de las nuevas ciencias. Su problema, por tanto, es descubrir un Dios de razón - o sea, un Dios que responda a las pruebas filosóficas y cuya existencia sea compatible con los descubrimientos de la ciencia- y que, no obstante, evite el escollo spinozista de perder completamente su divinidad.

En el Discurso, Leibniz formula por primera vez su respuesta a este problema de una forma clara y comprensible. "Dios ha elegido este mundo, que es el más perfecto", escribe. O sea, Dios es el ser que elige "el mejor de todos los mundos posibles"."

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