El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 168)
"La mayor parte de la filosofía desde Platón ha sostenido que la mente es una clase especial de cosa, dotada de libre albedrío y de inmortalidad, cuya posesión exime a la humanidad de su pertenencia al orden natural. Y esta es la creencia que Spinoza se propone destruir. De hecho, la filosofía de Spinoza, si es cierta, pulveriza no solamente las teorías de sus predecesores filosóficos, sino también muchas de las doctrinas religiosas que dichas teorías tratan de proteger - por no mencionar muchas intuiciones comunes acerca de la vida mental todavía hoy predominantes. Y Spinoza no tiene ningún reparo en extraer estas heréticas y contraintuitivas implicaciones.
Para empezar, de la postura de Spinoza se sigue que los seres humanos no tienen libre albedrío en un sentido absoluto. Nuestra experiencia de la libertad, dice Spinoza, consiste solamente en esto: en ser conscientes de nuestros deseos e ignorar las causas que los determinan. Si una piedra lanzada por los aires adquiriese súbitamente conciencia, sostiene en uno de sus más notables pasajes, se imaginaría que está volando libremente. Leibniz capta este punto perfectamente: "El hombre es libre en la medida en que no está determinado por nada exterior. Pero dado que este no es el caso en ninguno de sus actos, el hombre no es de ningún modo libre -aunque participe de la libertad más que otros cuerpos".
No satisfecho con destruir totalmente la idea de libre albedrío, Spinoza va aún más allá y sostiene que, en cierto modo, no hay ninguna clase de albedrío o voluntad. Es decir, tenemos una voliciones particulares, pero no hay una facultad de la voluntad que exista independientemente de estas voliciones particulares. Lo que llamamos voluntad es "solamente nuestra idea de lo que significa querer esto o aquello, y en consecuencia, es solamente un modo de pensamiento, un ente de razón, y no una cosa real; nada puede causar, por tanto, la voluntad".
No solamente no existe la voluntad, según Spinoza; tampoco existe la mente en el sentido habitual, cartesiano, de la palabra. Es decir, no hay ninguna entidad a la que sean inherentes pensamientos y deseos y que exista antes o aparte de estos mismos pensamientos y deseos. Para Spinoza, la mente -como la voluntad- es solamente una abstracción creada a partir de una colección de acontecimientos mentales. Es una idea, no una cosa. Específicamente, propone Spinoza, la mente es la idea de un cuerpo particular existente. Así pues, es el cuerpo -es decir, el hecho de que una colección de pensamientos y deseos pertenezca a un cuerpo particular- lo que proporciona unidad e identidad a la mente. Leibniz, una vez más, expresa de una forma clara y ordenada lo más esencial del asunto: "[Spinoza] piensa que la mente es la idea del cuerpo".
Por supuesto, la implicación de la afirmación según la cual la mente es la idea del cuerpo es que la mente no posee de hecho unidad o identidad propia en un sentido absoluto. La mente no se conoce a sí misma, razona Spinoza, excepto en la medida en que percibe las ideas de las modificaciones del cuerpo; pero la idea de cada modificación del cuerpo no supone un conocimiento adecuado del propio cuerpo; en consecuencia, "la mente humana... no tiene un conocimiento adecuado, sino sólo un conocimiento confuso y fragmentario de sí misma, de su propio cuerpo y de los cuerpos exteriores". Es decir, según las palabras de Spinoza, nuestro conocimiento de nosotros mismos, así como nuestro conocimiento de las cosas particulares en general, está mediatizado por el propio cuerpo, y en consecuencia siempre es imperfecto o falible y abierto a revisión. Así, pues, las mentes son exactamente igual de complejas y múltiples como los cuerpos de los que son las ideas. (Vale la pena señalar que la postura de Spinoza es muy parecida a la que los historiadores de la filosofía atribuyen a los empiristas radicales como David Hume, y no es en absoluto coherente con el "racionalismo" con el que incorrectamente se le identifica a menudo)."
jueves, febrero 17, 2011
La llegada de la modernidad (16)
Publicadas por Rlpr a las 7:00 a. m.
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