viernes, febrero 11, 2011

La llegada de la modernidad (12)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 157)

"La característica más importante de la Naturaleza de Spinoza -y en cierto modo, la esencia misma de su filosofía- es que, en principio, es inteligible o comprensible. Su filosofía es, en un nivel muy profundo, una declaración de confianza respecto a que no hay nada en el mundo que sea, en última instancia, misterioso; no hay unas deidades inescrutables tomando decisiones arbitrarias, ni fenómenos que no se sometan a una indagación razonada -si bien esta indagación puede ser inherentemente interminable; en pocas palabras, que no hay nada que no pueda ser conocido -aunque no necesariamente lo conozcamos todo.

El concepto que tiene Spinoza de Dios, o de la Naturaleza, tiene esto en común con las nociones más pedestres de la divinidad: Dios es la causa de todas las cosas. De todos modos, como Spinoza se apresura a añadir, Dios "es la causa inmanente de las cosas, no su causa transitiva". Una "causa transitiva" es exterior a su efecto. Un relojero, por ejemplo, es la causa transitiva de su reloj. Una causa "inmanente" está de algún modo "dentro" o "junto a" aquello que causa. La naturaleza de un círculo, por ejemplo, es la causa inmanente de su redondez. Lo que afirma Spinoza es que Dios no está fuera del mundo y lo crea; no, Dios existe en el mundo y subsiste junto con aquello que crea: "Todas las cosas, digo, están en Dios y se mueven en Dios". Dicho de una forma sencilla: el Dios de Spinoza es un Dios inmanente.

Spinoza también se refiere a su "Dios, o Naturaleza" con la palabra "Sustancia". Una sustancia es, hablando de un modo muy general, aquello sobre lo que los "atributos" -las propiedades que hacen que una cosa sea lo que es- se posan. Para eludir el lenguaje críptico de la metafísica aristotélica y medieval, podemos pensar en una sustancia como en aquello que es "verdaderamente real", o como el último constituyente de la realidad. Lo más importante de ser una sustancia es que ninguna sustancia puede reducirse a ser el atributo de ninguna otra sustancia (que sería, en este caso, la "verdadera" sustancia). La sustancia es el lugar donde se acaba la excavación, donde toda indagación llega a su fin.

Antes de Spinoza se daba generalmente por supuesto que hay muchas sustancias de estas en el mundo. Mediante una cadena de definiciones, axiomas y pruebas, sin embargo, Spinoza pretende demostrar de una vez por todas que de hecho solamente puede haber una Sustancia en el mundo. Esta Sustancia única tiene "infinitos atributos" y es, en realidad, Dios. Leibniz lo sintetiza fielmente: Según Spinoza, escribe, "sólo Dios es una sustancia, o un ser que subsiste por sí mismo, un ser que puede ser concebido por sí mismo".

Según Spinoza, además, todo lo que hay en el mundo es meramente un "modo" de un atributo de esta Sustancia, o Dios. "Modo" es simplemente la forma latina de decir "manera", y los modos de Dios son simplemente las maneras en que la Sustancia (es decir, Dios, o la Naturaleza) manifiestan su esencia eterna. Una vez más Leibniz da en el clavo en su anotación sobre la discusión con Tschirnhaus: "Todas las criaturas son solamente modos"."

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