miércoles, febrero 16, 2011

La llegada de la modernidad (15)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 167)

"Tal vez el rasgo más notable de la respuesta de Spinoza al problema mente-cuerpo es el tipo de exigencias sin precedentes que hace al cuerpo. Si, como dice Spinoza, las decisiones mentales no son más que los propios apetitos, que varían en función de la disposición del cuerpo, entonces, de ello se sigue que el cuerpo es un dispositivo extraordinariamente complejo, capaz de "incorporar" (literalmente) cualquier acto mental concebible. Anticipándose a la objeción más común a esta teoría -que es inconcebible que un pedazo de materia inanimada sea capaz de escribir poemas, erigir templos y sentir amor, y que por consiguiente el cuerpo no puede producir la mente- Spinoza escribe:

Hasta ahora nadie ha aprendido por experiencia lo que el cuerpo puede hacer y lo que no puede hacer... exclusivamente a partir de las leyes de su naturaleza, en la medida en que es considerada corpórea. Pues hasta ahora nadie conoce tan bien la estructura del cuerpo como para explicar todas sus funciones, por no mencionar que en el mundo animal encontramos muchas cosas que superan la sagacidad humana, o que los sonámbulos hacen muchas cosas cuando están dormidos que serían incapaces de hacer una vez despiertos... [El cuerpo humano] supera en ingenio a todas las construcciones de la habilidad humana.

Escritas tres siglos antes de que las neurociencias empezasen a desvelar algunas de las extraordinarias capacidades del cerebro humano, estas palabras de Spinoza constituyen un aliento extraordinario para aquellos filósofos que dudan de que el poder de la razón sea capaz de superar los prejuicios más comunes."

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