viernes, noviembre 02, 2007

T.I.M.E. de viernes (filosófico - megárico) Parte II y final

Aquí la Parte I para los que llegan tarde...

Retomemos el tema diciendo que lo que los megáricos lograron con su paradoja fue demostrar la insuficiencia de la lógica clásica para hallar la verdad. Al menos a esa conclusión llego yo después de haber examinado la proposición de marras vía cuatro intentos diferentes (sin salirme de los límites del planteamiento inicial megárico) y fracasar en todos: fracasar en hallar la verdad, fracasar en construir conocimiento mediante el lógico pensar

Ahora tengo otra intuición: Donald Davidson (el filósofo) ha resuelto la paradoja; no sé si alguna vez él se ocupó o no del asunto, en todo caso afirmo que en su metáfora epistemológica del "trípode" de los Subjetivos, Intersubjetivos y Objetivos está la respuesta. A riesgo de simplificar en exceso e incluso de malinterpretarlo me atrevo en lo siguiente:

1. Según la tesis de D.Davidson no es posible la proposición que entraña conocimiento, es decir aquella en dónde hay algún valor de verdad del cual tengamos certeza, a menos que haya de por medio lenguaje

2. Y sólo existe el lenguaje si éste es público, o sea, si dos o más sujetos se interpretan mutuamente (en una conversación por ejemplo), y además comparten mayormente las mismas creencias y significados. Aquí estarían dos patas del trípode: subjetivos e intersubjetivos

3. Finalmente, se anota que ese compartir de creencias y significados sólo es pensable sobre la base de que estos sujetos además de hablarse, tienen al mundo (la pata objetiva del trípode) como referente indiscutible de lo que se dicen y escuchan el uno al otro

La agudeza de los muertos - de - la - risa megáricos estaría ahí precisamente: en haber construido una hipnotizadora proposición de dos patas. Al decirse "Soy un mentiroso" y no haber más falta la pata objetiva, alguna evidencia mundana acerca de qué significaría ser mentiroso en quien lo dice u otra evidencia mundana acerca de qué o por qué creerle o no creerle algo a quien me interpela con su "Soy un mentiroso"; y así, lo único que tenemos para trabajar, en nuestro esfuerzo de construcción de conocimiento, es que un mentiroso es quien dice mentiras, en oposición a un no mentiroso que es quien dice verdades; algo así como aquí Dios, allá el diablo, en su batalla por los cielos... en los cielos...

Con ésto los megáricos han logrado, de la mano de Davidson, y más de 2.5000 años después de haber cogitado su ocurrencia, tres (digo yo) para nada despreciables resultados:

1. Mostrar que la lógica clásica se queda corta como herramienta de construcción de conocimiento siempre que las proposiciones de trabajo a su disposición estén elaboradas con menos de las tres patas del trípode Davidsoniano; esto se verifica positivamente en el buen funcionamiento del silogismo clásico: todos los hombres son mortales, Sócrates es un hombre, Sócrates morirá (algún día); y se verifica negativamente en la paradoja del "mentiroso"

2. Mostrar porque la lógica clásica siempre funciona bien en los universos matemáticos: precisamente porque en éstos la pata objetiva es definida cuidadosamente (los axiomas) antes de exigirles a las proposiciones (teoremas) cualquier resultado (conocimiento y certezas)

3. Y de lo anterior, derivar a modo de "corolario", el porque la matemática sería (¿será, seguirá siendo así?) un conocimiento, para el hombre, incompleto: su universo, el del hombre, al menos hasta hoy, desborda aparatosamente las representaciones matemáticas, así las juntemos todas, que no son pocas

Es impensable terminar sin antes agradecer a los megáricos por hallar y dejar planteada para la posteridad pregunta tan singular y aguda… ¡filósofos tenían que ser!

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