No hay duda de que Descartes fue un filósofo a carta cabal. En su programa, el cual acometió basado en la introspección y en el método por él ideados, procuró no dejar cabo suelto en cuestiones ontológicas o epistemológicas. Si lo logró o no o en qué medida lo logró no es el mayor interés, sino que lo es el ejemplo que la tarea emprendida por él dejó a los que le seguirían. Decir que inauguró una nueva era en la filosofía no podrá jamás ser una exageración. Bastaría revisar la cita obligada en la cual se convirtieron sus cogitos para sus contemporáneos, y luego para sus futuros colegas, para no vacilar en afirmar que sin Descartes este mundo no sería hoy este mundo; con todo lo que le corresponde, nos disguste o nos guste a nosotros, harto o poco (queramos o podamos, ajustarlo, alguna vez, en algo…)
Descartes también fue un matemático, y de los buenos, como que se le atribuye haber fundado la geometría analítica; ¿es posible que esto haya influido en su pensamiento?, ¿en la forma de estructurarse éste y de dar a luz sus cogitaciones?, ¿es importante preguntarse esto? Parece que el filosófico ejercicio de hacer preguntas, una vez se inicia, no tiene fin: se encadenan las unas a las otras como si tuviéramos todo el tiempo del mundo para buscar sus respuestas; y, pero, ¿es que hay más que hacer, en verdad hay algo más?
miércoles, noviembre 14, 2007
De Descartes (conocido hasta este 2007 por el suscrito)
Publicadas por Rlpr a las 4:44 p. m.
Etiquetas: Estrategia
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