martes, noviembre 13, 2007

¿Cuántas personas han leído un libro x?

Esta es una pregunta inoficiosa marcada por la costumbre de buscar el número en todo sin considerar antes su grado de pertinencia de cara al asunto en cuestión. Si la cuestión a averiguar fuera ¿cuánto debe pagársele al autor o de qué tamaño deberá ser la siguiente reimpresión de un título?, el número tendría la máxima relevancia (de hecho, los autores estarían muy contentos si les pagaran no sólo por el número de ejemplares vendidos sino también por el número de lectores de cada ejemplar…) Pero si la cuestión a averiguar es por ejemplo, ¿qué tanto impacto ha tenido el libro, o sea qué tanto vale la pena reimprimirlo o aun mejorar su edición, o lanzar nuevas ediciones? o ¿debemos tener un ejemplar más de este libro en la biblioteca (pública)?, la respuesta deberá buscarse en otra parte, por ejemplo en ¿quién ha leído este libro?, ¿a quién, quien ya lo ha leído, se lo ha recomendado?¿le ha suscitado este libro a alguien, ¿a quién?, un vendaval de reflexiones que incluso se ha visto este alguien compelido a escribir algo sobre él? Obsérvese como la respuesta por el número ha mutado a una por el quien, por el alguien…
¿Es importante esto en la vida práctica, por ejemplo, en la organización con fines de lucro?
Pues juzgue cada quien a partir de las siguientes típicas distorsiones y absurdos, resultado de colocar el número a ultranza en todas partes y para todo propósito, y de no ponerlo cuando si se necesita, (el mantra es “lo que no se mide no se puede gestionar”… así será, pero hay más de un medir disponible para el decidir, por ejemplo “se mide el ingenio” ¿cómo lo mediría usted?):

1. La hora “nalga”, que supone mayor productividad no más derivada de la “presencia”

2. El espacio asignado a cada quien, que se calcula unas veces por la máquina que lo acompaña, otras en alarde de equidad, otras para dar cuenta de la dignidad de quien lo ocupa; raras veces para complacer al quien que estará ahí y el cuánto (ahí si) ése quien será capaz de aportarle a la organización

3. El no permitir tiempo para (ni adaptar espacio a propósito) la siesta después de la merienda del medio día: 15 minutos son suficientes para el 95% o más de la población y las consecuencias son inmejorables en atención, disposición y buen ánimo

PS Inmejorable, en términos numéricos, significa el límite más allá del cuál ya no es posible ir, o sea, hasta donde le cabría llegar a la mejor intencionada y ejercida gestión concebible; es el número mágico…

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