Esta nota se precipita a partir de esta otra genial de Antonio Caballero en SEMANA
Abismo es lo contrario de lo que sostiene, cimientos o fundamentos. Un abismo de algo viene a ser entonces dónde ése algo colapsa, se hunde, no se sostiene más en su existencia, desaparece pues como tal. El consumismo sería para el marketing dicho abismo: lo pervierte hasta hundirlo. El marketing en su origen va tras una relación más productiva, de creación de más valor, por medio del intercambio de mercancías y dinero, entre productor y consumidor. Uno y otro no desean más que la mutua satisfacción que surge del valor hallado por el productor, buscado por el consumidor, incorporado al producto. El consumismo, por otra parte, se olvida del valor que hay tras el emprender estas búsquedas, y sólo se satisface en el mutuo despilfarro del dinero y de los recursos productivos, todo lo cual cabe calificar sin duda de desvalorización. Y de esto es que toma excusa Antonio Caballero para burlarse a diestra y siniestra con estilo sin igual
Extracto 1:
"El caso es que Benedicto XVI, el Papa Ratzinger, anda ahora por Sydney, Australia, con motivo de la celebración del XXIII Día Mundial de la Juventud, un festival al cual acudieron cien mil jóvenes católicos y algunos cientos de curas para tener el privilegio de ver al Sumo Pontífice en el punto más remoto del globo terráqueo.
Habló Su Santidad, y fustigó severamente el inmoral "consumismo insaciable" del mundo actual. Sus oyentes, que venían de darse el insensato lujo consumista de recorrer en avión toda la redondez de la tierra para ver a un Papa que vive normalmente en las antípodas, lo aplaudieron a rabiar. Y a continuación se precipitaron a hacer colas para comprar los productos conmemorativos del XXIII Día Mundial de la Juventud. El disco oficial del evento, la camiseta oficial con el nombre del Papa, los platos de porcelana con su efigie, etcétera.
¿Qué harán después con ellos? se pregunta uno, recordando que también se hicieron en su momento vajillas enteras conmemorativas de lo de Lady Di. ¿Los cargarán de vuelta a sus países como exceso de equipaje? ¿Los tirarán a la bahía de Sydney? Pero precisamente en eso consiste el consumismo insaciable que Su Santidad fustiga: se trata de comprar cosas inútiles que luego hay que tirar a la basura para abrir campo para más cosas inútiles."
Extracto 2:
"Ahora: el tema no es moral, sino económico. La austeridad será sin duda muy virtuosa, pero no mueve molino. Y de lo que se trata es de que el molino se mueva: el de la producción, empujado por el río del consumo. Si Roma es Roma, se lo debe en gran parte al despilfarro ostentoso de cien Papas: a sus repavimentaciones de mármol, a sus adornos florales, a sus casullas recamadas de joyas, a sus platos de cerámica con su efigie que compran los turistas. Sin ir más lejos, todas las chucherías conmemorativas que se vendían en Sydney, las camisetas y los discos, los rosarios y los platos, eran, según informa la prensa internacional, "made in China". Y es gracias a este tipo de cosas que la China ha llegado a ser la segunda potencia económica del mundo.
Se pronunció el Papa Benedicto no sólo contra el consumo desaforado en general, sino contra el de drogas, en particular. Y tampoco en ese punto le hicieron sus oyentes el menor caso. Los festivales de la juventud, católicos o no, con Papa o con grupo de rock, y hasta los que hacía en Cuba Fidel Castro, suelen terminar convertidos en paraísos artificiales. Así que en vez de tanto fumigar, erradicar, extraditar, ir, venir, brincar, pelear y perorar, el presidente Uribe debería reflexionar sobre esa ley de hierro de la economía: el consumo genera la producción. La demanda crea la oferta...
Echa uno a volar la imaginación hasta el otro lado del planeta, y todo lo trae de vuelta a Uribe. Qué fatiga."
martes, julio 22, 2008
El abismo del marketing ;-)
Publicadas por Rlpr a las 7:00 a. m.
Etiquetas: Mercadeo
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