jueves, abril 07, 2011

La llegada de la modernidad (47)

El hereje y el cortesano de Matthew Stewart (p. 286)

"En esto se pone de manifiesto algo esencial respecto a la naturaleza de la filosofía de Leibniz y respecto a su peculiar relación con la de Spinoza. La monadología puede entenderse sobre todo como un intento de mostrar que es posible aceptar la existencia de un universo indistinguible en todos los sentidos de aquel que describe Spinoza, y seguir igualmente aferrado a las antiguas esperanzas respecto a Dios y a la inmortalidad, sobre la base de que estos asuntos están más allá de los límites de aquello que puede ser observado o demostrado por Spinoza y los suyos. La prueba de la inmaterialidad de la mente que da Leibniz es simplemente el argumento de que el materialismo de Spinoza no descarta la posibilidad de una fuerza inmaterial indetectable detrás de todas las acciones aparentemente mecánicas; su prueba de la armonía preestablecida es simplemente el argumento de que el paralelismo que observa Spinoza nunca podrá demostrarse que sea el resultado de una identidad y no de una mera coincidencia; su prueba de que el mundo tiene un diseñador es simplemente el argumento de que Spinoza fracasa totalmente en su intento de demostrar que no lo tiene; y su prueba de la existencia de un Dios trascendente es simplemente el argumento de que un Dios inmanente no es un Dios. La filosofía de Leibniz como un todo sigue la pauta que él mismo estableció cuando era joven en su defensa de la transubstanciación. A fin de cuentas, no nos deja con un conjunto de doctrinas positivas, sino con una serie de negaciones. Su trabajo equivale a una deconstrucción de la filosofía moderna en general y del spinozismo en particular. Es en esencia, una filosofía reactiva."

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