Extracto tomado de Introducción a la metafísisica, Martin Heidegger, Editorial Gedisa, 1993, traducción Angela Ackermann Pilári. p.48 y ss. El original es de 1935
"Pero aún no disponemos de la comprensión esencial acerca de la razón por la que este preguntar en sí mismo histórico de la pregunta por el ser pertenece íntimamente incluso a la historia universal de la Tierra. Hemos dicho: en la Tierra, en torno a ella, se está produciendo un oscurecimiento universal. Sus acontecimientos característicos son: la huida de los dioses, la destrucción de la Tierra, la masificación del hombre, la prevalencia de la mediocridad.
¿Qué significa universo, cuando hablamos del oscurecimiento universal? El universo siempre es un universo espiritual. El animal no posee ningún universo, ni tampoco un entorno. El oscurecimiento universal implica el debilitamiento del espíritu, su disolución, consunción, represión y falsa interpretación. Intentamos precisar este debilitamiento del espíritu en uno de sus aspectos, concretamente en el de la interpretación errónea del espíritu. [...]
1. Un hecho decisivo es la reinterpretación del espíritu como inteligencia en tanto mero entendimiento en función de la reflexión, del cálculo y de la observación de las cosas dadas de antemano y de su posible modificación y nueva producción complementaria. Este entendimiento es asunto de un mero talento, de un ejercicio y una distribución en masa. El entendimiento sucumbe incluso ante la posibilidad de la organización, lo cual nunca vale para el espíritu. Todos los literatos y estetas profesionales estrechos de miras sólo son una consecuencia tardía y variante del espíritu falsificado en la forma de inteligencia. La mera ingeniosidad no es más que apariencia de espíritu y envoltura de su carencia.
2. El espíritu así falsificado en forma de inteligencia decae al papel de herramienta al servicio de otras cosas, y su manejo se vuelve enseñable y aprendible. Tanto si este servicio de la inteligencia se refiere a la regulación y dominación de las relaciones materiales de producción (como en el marxismo) o, en general, al orden inteligible y a la explicación de todo lo dado y puesto en cada caso (como en el positivismo), como si se realiza en la organización y orientación de la masa vital y la raza de un pueblo, en cualquier caso da lo mismo. El espíritu en tanto inteligencia se convierte en la impotente superestructura de algo diferente de él mismo que, por carecer de espíritu o por ser contrario al espíritu, se toma como lo propiamente real. [...]
3. Tan pronto comienza esta errónea interpretación instrumentalista del espíritu, los poderes de la empresa espiritual, como la poesía y las artes plásticas, la construcción de Estados y la religión, entran en el círculo de lo posible y promueven el mantenimiento y la planificación conscientes. Al mismo tiempo se comienza a distribuirlos en áreas. El mundo espiritual se convierte en cultura, por medio de cuya creación y conservación el hombre singular trata de alcanzar luego una perfección para sí mismo. Aquellas áreas se convierten en campos de libre actuación que establece sus propios criterios dentro de la importancia que éstos a duras penas alcanzan. Estos criterios, que deciden la validez de la producción y del uso, se llaman valores. Dentro del conjunto de una cultura, los valores culturales sólo aseguran su vigencia limitándose a su propia validez: poesía por la poesía, arte por el arte, ciencia por la ciencia. [...]
4. La última interpretación errónea del espíritu se basa en las antes nombradas falsificaciones que presentan al espíritu como inteligencia y a ésta como herramienta útil, y a esta herramienta a su vez, junto con lo que es susceptible de ser producido, como el territorio de la cultura. El espíritu como inteligencia apta para fines y el espíritu como cultura se convierten finalmente en cosas de lujo y decoración que se aprecian como algo entre muchas otras cosas, que se exhiben públicamente y que se presentan como prueba de que no se rechaza la cultura y de que no se desea la barbarie. [...]
Frente a estas varias interpretaciones equívocas del espíritu, nosotros definimos brevemente la esencia del espíritu como sigue (escojo la formulación de mi discurso inaugural como rector, porque, dada la ocasión, lo resume todo muy escuetamente): "El espíritu no es la hueca sagacidad, ni el juego del ingenio sin compromisos, ni la ilimitada dedicación a los análisis intelectuales, ni mucho menos la razón universal, sino que el espíritu es el estar dispuesto de una manera originaria y consciente a la determinación de abrirse a la esencia del ser". El espíritu es el otorgar el poder a las fuerzas del ente como tal en su totalidad. Donde impera el espíritu, siempre y en cada caso el ente como tal se vuelve aun más entitativo. Por eso, el preguntar por el ente como tal en su totalidad, el preguntar la pregunta por el ser es una de las condiciones básicas esenciales para un despertar del espíritu, para un mundo originario de la ex-sistencia histórica, para dominar el peligro del oscurecimiento universal y para la asunción, por parte de nuestro pueblo, de su misión histórica como centro de Occidente. Sólo podemos precisar aquí en estos grandes rasgos que el preguntar la pregunta por el ser es esencialmente histórico y en qué sentido lo es, y que, por consiguiente, nuestra pregunta de si el ser seguirá siendo meramente humo o si se convertirá en el destino de Occidente es todo menos una exageración y un mero decir."
viernes, abril 24, 2009
El espíritu, el ser, la época (ésta) por Heidegger
Publicadas por Rlpr a las 11:03 a. m.
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