Google acaba de anunciar la disponibilidad de su máquina de traducciones ahora para 41 lenguajes (hace unos meses sólo para dos). 41 lenguajes dicen ellos (que lo han de saber) cubre el 98% de las necesidades de los usuarios de Internet, es decir, que el 98% de las "lecturas" en Internet ocurren en el límite de esos 41 lenguajes. Lo asombroso por supuesto no es el número 41, lo asombroso es que exista esa máquina de traducción de acceso público gratuito, y de desempeño más que aceptable, YA. Que es en el interés de Google que así sea no nos cabe duda, pero que YA funcione, al suscrito al menos, le parece increíble (hay filosofías y filósofos, bien pensadas y excelsos pensadores, que consideran imposible la traducción). ¿Qué resultará al cabo de todo ésto? Para muchos en adelante el aprendizaje de otra lengua será por enseñanzas de esta máquina, que a su vez (supongo) "ha aprendido" de las mejores traducciones disponibles (o ¿cómo lo hace?), lo cual hace inevitable declararla inteligente... ¿Llegará ésta a traducir mejor que cualquier otro antes por aprender de todos ella? ¿Y a los que enseñe ella, traducirán mejor ellos algún día? ¿Y quién podrá juzgarla por hacer o no, bien o no tan bien, su tarea? Me parece que Google ha creado un absoluto: he ahí mi inmenso asombro (por supuesto, la mentada máquina de traducción, YA está disponible en T.I.M.E.)
martes, marzo 10, 2009
La útlima frontera
Publicadas por Rlpr a las 8:29 a. m.
Etiquetas: Filosofía y técnica, Internet, Telecomunicaciones
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario