Un semáforo en rojo es sólo una señal: información que indica a unos automóviles detenerse (para que otros - automóviles y peatones - sigan). Pero es sólo la señal, no es la realidad, es decir no puede detener a los automóviles, o salvar a un peatón de ser arrollado. La realidad es diferente: la realidad es el freno y el conductor que vé el semáforo en rojo, y que atiende a la señal, y que lo hace a tiempo, y que lo sabe hacer, y que no falla haciéndolo, y cuyos frenos responden... la realidad es infinitamente más compleja que las señales... Y no obstante muchos peatones (y vehículos) que ven un semáforo en rojo actúan como si éste fuera un escudo invisible, y se lanzan a cruzar la calle sin más, sin más considerar si la señal ha (o no) operado sobre los que se supone opere, y que éstos hayan respondido a su demanda: la de detenerse
¿Y todo ésto a cuento de qué?
De que las señales son importantes, pero insuficientes para predecir la infinita complejidad de la realidad; o sea para concluir a partir de ellas lo que el futuro nos deparará; es necesario complementar la información que éstas nos brindan con la observación cuidadosa de todo aquello comprometido con la predicción, y sus relaciones, y sus imbricaciones... o puede terminar uno arrollado... por la realidad...
jueves, noviembre 20, 2008
Realidades e información
Publicadas por Rlpr a las 7:00 a. m.
Etiquetas: Estrategia
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