miércoles, octubre 22, 2008

Ya nunca seremos los mismos...

...es la tesis de Nicholas Carr (un poco de miedo, otro poco de nostalgia, transpira su texto)

Su entrada en el blog cierra así:

"...What Small's work shows us, above all else, is that Internet use does alter the functioning of our brains, changing how we think and even who we are. We are googling our way, compulsively, to a new mind"

Y tiene toda la razón, aunque la novedad es mínima

Resulta que el hombre (la especie del bípedo, parlante y de manos expertas) desde que apareció sobre la tierra (atengámonos a la teoría de la evolución) está mutando: pero no en la forma que la teoría de la evolución explica las mutaciones para las otras especies, sino por cuenta de su propio accionar. ¿O sea? Que el hombre es una especie cualitativamente diferente de sus demás congéneres animales, ya que tiene el don de la consideración y de la decisión, para decirlo de sopetón, se forja su destino, el individual y el de la especie. Esto conlleva que el hombre es un ser creador, da mano (no pie) a nuevas existencias y de esta manera ALTERA lo que solemos llamar la naturaleza, es decir, se crea su propio mundo: el del hombre. Hecho lo anterior (que no necesita casi de ilustración por estas épocas) es imposible que él, el hombre, siga siendo lo mismo, si nos atenemos a la teoría de la evolución, otra vez. Todo este cambio producto de su accionar inevitablemente termina por cambiar a las especies, a la suya quizá en primer lugar, y en mayor grado. (A otras especies los cambios del hombre simplemente las desaparecen, o a veces peor, las predestinan: piénsese no más en gallinas, marranos y vacas después de que el "rey de las criaturas" pusiera sus pies (bajándose del árbol) sobre la tierra)

De manera que todo este alboroto del googlear y sus implicaciones sobre el cerebro no amerita más escándalo que el de en su momento ver TV, leer la biblia por propia cuenta, o dejar de caminar y acostumbrarse a avanzar montado en una máquina: tiene consecuencias, pero tiene opciones: el hombre siempre escoge sus opciones

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