...objeción de mi hijo de siete años (casi), tras responderle que lo único que quería hacer era "hacer nada", al final de la agitada semana que apenas daba señales de estar terminando un sábado hacia las 8pm
Tiene razón. Y por eso quizá no ha faltado quien compare el sueño con la muerte: después de cumplidos cierta cantidad de esfuerzos nada nos va quedando sino arrojarnos a la nada a ver si desde allí volvemos a ser (al otro día, al sonar el despertador :-)
PS: de lo que resulta que "el despertador" es un instrumento no solo de anunciación del nuevo día, sino y sobre todo de fijación del plazo que nos damos para volver, para volver a ser, por el hacer :-)
martes, septiembre 21, 2010
Pero papá, "no hacer nada es morir"...
Publicadas por Rlpr a las 7:00 a. m.
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