jueves, enero 08, 2009

Exactitud, puntualidad y buenas maneras

(Ocurrencias de comienzo de año)

Los del UK saben porqué hacen lo que hacen y se comportan como se comportan... En las películas hemos aprendido (al menos así el suscrito) que los ingleses son obsesivos con las agujas del reloj; es decir con el cumplimiento de las citas según la señal de éstas (de dónde se deriva otra obsesión que es aquella por la exactitud en la medida de lo que los relojes miden): los trenes que salen para su destino a las 09:42, el té que se sirve a las five o'clock, la llegada a la meta (al club) del honorable caballero después de dar la vuelta al mundo en ochenta días en la última campanada, etc. Tienen razón para actuar así, es una solución más que adecuada para reforzar las buenas maneras, en este caso la de que nadie tenga que esperar a nadie o hacer esperar a nadie: esperar desespera, a veces hasta se ofende el que espera, y si la cita es de muchos (como en el tren que sale) podemos incluso calcular pérdidas... (el asunto es que con buenos relojes - públicos y privados - no hay excusas para llegar tarde o despistado, y las citas son posibles de concertar, y quien a tiempo ha llegado - cumplido con la cita - está autorizado para proceder si a bien lo tiene)

Resulta así entonces, que fue a partir de cierto momento en la historia que la convivencia se vió favorecida por la técnica: por la técnica de "medir el tiempo" en este caso; ¿cabe esperar que otras técnicas deriven en algo similar?

Es una paradoja entonces presenciar que tal avance propiciado por la técnica de los relojes hace unos siglos, otra técnica (la del motor de combustión y el carruaje para todos) venga hoy en día a hacerlo retrodecer: técnica más técnica en este caso, da cero de mejoría :-)

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