"Además - prosiguió el Don con voz repentinamente seria -, no olvides que te he estado observando durante todos estos años. Has sido un buen ahijado; me has demostrado siempre un profundo respeto. Pero, ¿qué me dices de tus viejos amigos? Durante una temporada concedes tu amistad a unos, después, a otros. Aquel muchacho italiano tan gracioso que también hacía películas tuvo mala suerte, pero tú nunca te preocupaste por él porque ya eras famoso. ¿Y qué me dices de tu viejo camarada de la infancia, el que formaba dúo contigo en tus primeros tiempos de cantante? Me refiero a Nino. Los desengaños y las decepciones le han llevado a la bebida, pero nunca se queja. Trabaja como un condenado conduciendo un camión de grava, y canta los fines de semana por unos pocos dólares. Nunca se ha quejado de ti. ¿No hubieras podido ayudarle un poco? ¿Por qué no? Canta bien.
- Padrino, Nino no tiene bastante talento - respondió Johnny, con voz cansada-. Canta bien pero le falta algo.
Don Corleone abrió los ojos, que tenía casi cerrados.
- Tú tampoco tienes suficiente talento, y lo sabes - replicó - ¿Qué? ¿Te apetece un empleo de conductor de camión?
Al ver que Johnny no contestaba, el Don prosiguió:
- La amistad lo es todo. La amistad vale más que el talento. Vale más que el Gobierno. La amistad vale casi tanto como la familia. Nunca lo olvides. Si te hubieras preocupado de rodearte de buenos amigos, ahora no tendrías que venir a pedirme ayuda..."
Mario Puzo, El padrino
martes, septiembre 16, 2008
La amistad (I)
Publicadas por Rlpr a las 7:00 a. m.
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