Durante años en el medio se habló de la convergencia. Al principio era la de REDES: todos los servicios de comunicación en una única red o prestados por un único operador. No fue. Lo que podemos atestiguar hoy en día es una explosión de redes y prestadores de servicios, por tierra, por aire, desde el cielo... Luego se especuló con la del TERMINAL: información, entretenimiento, comercio y comunicación en una única pantalla, un único TELÉFONO-TV-PC. No fue tampoco. En el hogar, la oficina y en los bolsillos de la chaqueta pululan las consolas, los "teléfonos", etc., audio, video y texto registrado y entregado de todas las formas imaginables. En perspectiva resulta fácil opinar que estas visiones de la convergencia eran más que todo del tipo pensar con el deseo; los beneficios económicos para el operador o el fabricante del terminal convergidos habrían sido astronómicos. Punto aparte.
Saul Hansell del New York Times ha escrito esta semana un excelente reportaje sobre la convergencia, v.2006. El quid: uno, (1) las compañías productoras de CONTENIDO están ensayando y aprendiendo a las carreras cómo ofrecer y cobrar sus productos en el creciente y variopinto número de canales y terminales en qué se puede hacer ahora el "delivery" y dos, (2) enfrentando el reto adicional de que ya cualquier ciudadano de a pie (bien conectado; a las ciberinstancias se aclara) es editor, autor, productor, intérprete, comentarista, etc. con su propia "imprenta"... y su propio estudio de grabación, de edición de video, laboratorio fotográfico...
R.I.P. a la convergencia ¡SALUD a la DIVERGENCIA (de contenidos)!
viernes, enero 27, 2006
¡No era CONVERGENCIA, era DIVERGENCIA! (y de CONTENIDOS)
Publicadas por Rlpr a las 1:05 p. m.
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